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Friday, September 8, 2006

Violencia homofóbica en Colombia


Manuel Velandia, activista, en marcha a favor de derechos gay en Bogotá.
"Vivimos en un país que es extremadamente machista", afirma el activista Manuel Velandia.

El crimen de Félix Rodríguez, de 56 años, propietario de "La Pantera Roja", una de las más conocidas discotecas gay de Bogotá, ocurrió a finales de abril pasado y prendió las alarmas en Colombia.

Ese asesinato dejó al descubierto que sólo en la capital colombiana unos 60 homosexuales han sido asesinados desde hace cinco años y medio. Sin embargo, la cifra es aproximada. Las autoridades y los colectivos que defienden a los homosexuales le dijeron a la BBC que esos homicidios están subregistrados.

"El problema más grave que tenemos en Bogotá es la ocurrencia de una serie de violencias homofóbicas, pero sobre todo el desconocimiento de las autoridades de esta realidad y la falta de unas políticas de registro y de información", comenta Marcela Sánchez, directora de la corporación Colombia Diversa, que aboga por los derechos de los gay, las lesbianas, los transgeneristas y los bisexuales.

Angélica Lozano es la alcaldesa de Chapinero, una zona económicamente próspera, donde se encuentran 106 de los 130 cafés, bares y discotecas gay de la ciudad. Ella, que está liderando una política que adoptaron recientemente las autoridades locales para proteger a las minorías sexuales, admite que "la homofobia es una constante en Bogotá, sobre todo en la gente joven, paradójicamente".

"El sistema de información y violencia unificada en Bogotá adoptó una muestra entre 3.000 estudiantes de colegios públicos de bachillerato y los índices de homofobia fueron alarmantes", señala la alcaldesa.

Vecinos

"Nicole", travesti de 30 años de edad, dice sentirse insegura en Bogotá.
"Uno no sabe aquí con quién se va a tropezar", advierte "Nicole".

El sociólogo Manuel Velandia, un conocido activista gay, que dirige el proyecto Equiláteros, llama la atención sobre los hallazgos de una encuesta realizada por el Instituto de Cultura y Turismo de Bogotá, donde se le preguntó a la gente a quiénes no quería tener de vecinos. La respuesta fue: a ladrones, paramilitares, ex guerrilleros, prostitutas, homosexuales y personas con SIDA.

John Jairo Pinzón, coordinador de proyectos de la Fundación Procrear, que trabaja en el barrio Santa Fe, una céntrica zona de prostitutas y travestis en Bogotá, relata que hace diez años era común que en la noche pasaran vehículos haciendo disparos contra grupos de homosexuales en la calle.

Pinzón recuerda que una noche vio cómo un travesti era baleado en una esquina de la Avenida Caracas. "Ella cayó contra una reja metálica y la fulminaron de tres tiros. No hubo ni dolientes ni quién acudiera a denunciar", dice.

La situación en esa zona de la ciudad no ha cambiado significativamente. "Trina", un travesti de 56 años que administra una residencia donde sus colegas prestan servicios sexuales, le cuenta a BBC Mundo que durante el día el barrio es relativamente tranquilo. Pero no en la noche.

¿Por qué? "Porque a los travestis se los pueden llevar, darles la garrotera o los pueden muchas veces hasta asesinar. Muchas veces aparecen muertos por allá, con tiros", relata "Trina".

Crimen

Felix Rodríguez murió por asfixia y golpes, un método que ya ha sido utilizado en otros crímenes de homosexuales de cierto nivel social y económico.

"Su muerte fue el sábado 22 de abril, entre las 12 del mediodía y la 1 de la tarde, en su apartamento, a donde había ingresado alguien que él había conocido dos días antes, en la Pantera Roja", le cuenta a la BBC Albeiro Zapata, administrador de esa discoteca.

La homofobia es una constante en Bogotá, sobre todo en la gente joven, paradójicamente
Angélica Lozano, alcaldesa de localidad de Chapinero, Bogotá

Dos meses después, las autoridades capturaron a un joven sospechoso del crimen, quien fue reconocido por varios testigos. Sin embargo, eso es casi excepcional, pues en la mayoría de los casos reina la impunidad.

En su diálogo con la BBC, Manuel Velandia describió la violencia contra los homosexuales en Colombia.

"Va desde la violencia cotidiana, que es la más significativa, porque produce daño emocional permanente, hasta personas que han sido obligadas a desplazarse de sus hogares de origen, amenazas de muerte, asesinatos u otros actos violentos, como el caso mío que lanzaron una granada a mi casa", dice el experto.

Eso ocurrió en marzo de 2002, cuando él era candidato a la Cámara de Representantes por el Partido Liberal. Aunque el atentado sólo produjo destrozos materiales, Velandia siguió siendo amenazado telefónicamente por varios meses.

Actores armados ilegales, como la guerrilla y los paramilitares, también tienen su cuota de responsabilidad. Sánchez dice que esos grupos son responsables de amenazas, y Velandia precisa que las mismas han generado desplazamientos forzados y crímenes de homosexuales.

Violencia diversa

Marcela Sánchez, directora de Colombia Diversa
"Hay un abanico inmenso y triste de violación de derechos humanos", advierte Marcela Sánchez.

La violencia contra los homosexuales en Colombia tiene muchas caras e intensidades. Cuando a mediados de julio pasado la BBC visitó el barrio Santa Fe, Yasmín Orellana, una ex trabajadora sexual que trabaja para la Fundación Procrear, relató que la noche anterior había sido testigo de la violación de un travesti en plena calle.

"Eso fue como a las tres de la mañana. Mi alcoba tiene ventana a la calle. Yo escuchaba que gritaban y me asomé. A un travesti, que es menor de edad, lo estaban 'cascando' (golpeando) entre tres usuarios de aquí del barrio. Le pusieron la cabeza en medio de las piernas y el otro comenzó a violarlo. Eso fue como más de media hora", dijo conmovida.

Pero Yasmín afirmó que ella no podía denunciar esos hechos ante las autoridades. "Uno ve cosas muy horrorosas acá y tiene que quedarse callado", agregó.

En el mismo barrio vive "Nicole", un coreógrafo travesti de 30 años, quien confiesa que le da miedo Bogotá, aunque en Barranquilla, el puerto en el Atlántico donde nació y vivió hasta hace poco, es donde ha sufrido la violencia en carne propia.

"Nicole" cuenta que en 1998 fue acusada del robo de un teléfono celular en un centro comercial. "Lastimosamente yo fui la que pagué los platos rotos, aunque el celular sólo estaba perdido. Ese día me golpearon bastante, se armó una pelea y me puñalearon en la espalda", dice.

Problema nacional

"Trina", travesti que ejerce la prostitución en Bogotá.
"Las homosexuales prostitutas, somos las más perjudicadas", dice "Trina", travesti en Bogotá.

Marcela Sánchez revela que su corporación también ha recibido quejas por abusos contra homosexuales en Medellín, Cali, Bucaramanga y Montería y dice que "llama la atención Pereira, de donde nos llegan permanentemente denuncias de violencia contra travestis. Es una situación de muchos años que, sin duda, es el caso más emblemático de la falta de respuesta de las autoridades".

Es frecuente que los homosexuales colombianos se quejen de la actuación de la policía en los procedimientos de control.

"Javier", un gay que habló con la BBC a condición de no ser identificado, interpuso una denuncia por un supuesto arresto ilegal contra un grupo de policías de Bogotá que lo retuvieron a él y a otros homosexuales que se encontraban en una discoteca, a finales del año anterior.

"Estábamos reunidos en un sitio público a puerta cerrada y de un momento a otro entró un número increíble de policías, acompañados de perros, aduciendo que estaban buscando droga y menores de edad, cosa que no encontraron. Nos llevaron a una estación, nos hicieron firmar unas hojas en blanco, pero mi inquietud era saber cuáles eran los cargos, pero no dieron respuesta", cuenta.

Confianza

Teniente Andrea Rojas, Policía Nacional de Colombia
"Hay un problema de homofobia", dice la teniente Andrea Rojas.

La teniente Andrea del Pilar Rojas es la oficial de enlace de la Policía con las autoridades de Bogotá para la puesta en marcha de la política a favor de las minorías sexuales. Ella reconoce que se presentan casos de homofobia en la Policía Nacional. "Algunos se han denunciado y se han abierto los procesos disciplinarios y penales", le dice la oficial a la BBC.

Rojas confía en que la próxima capacitación de 390 policías en la ciudad ayude a mejorar las relaciones con los homosexuales, aunque reconoce que "lamentablemente en Colombia no tenemos la cultura de los países europeos y anglosajones. Nos toca aprender, culturizarnos".

"Javier" dice que, aunque "es moda que maten a una persona de la comunidad o al propietario de uno de estos negocios", a él no le da miedo su condición de gay. Pero admite que muchos homosexuales "sienten temor, sienten miedo por sus vidas, sienten amenaza directa. No pueden salir".

Velandia mira la situación con más pragmatismo: "En Colombia la violencia es tan permanente, que pudiéramos decir que el día que uno no la tiene, le hace falta. Es un hecho tan cotidiano, que si no nos atreviéramos a cruzar la puerta, los homosexuales no podríamos salir en esta ciudad".

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